martes, 11 de noviembre de 2025

... Lecturas ruidosas




 Saben leer pero no entienden lo que leen: una nueva generación de analfabetos

Mientras el analfabetismo tiene los valores más bajos de toda la historia mundial, ahora surge una nueva generación de "analfabetos", porque aparentemente saben leer, pero no entienden ni una palabra de lo que leen.


¿Cuándo fue la última vez que leíste un texto, de principio a fin, sin desesperarte, sin cansarte, sin interrumpir tu lectura, sin distraerte y sin querer pasar urgentemente a otra cosa?



Esta pregunta, por sencilla que pueda parecer, es capaz de revelar una de las tendencias contemporáneas más preocupantes: el impacto de internet y sus tecnologías derivadas parece haber creado una nueva forma de analfabetismo funcional.


Analfabetismo funcional


Seguro que alguna vez has leído un texto pero no entiendes lo que dice, te regresar y vuelver a leer varias veces pero te distraes y nada de lo que lees se te queda. No te preocupes, porque esto le pasa a muchas personas.


Internet ha creado algo que se conoce como analfabetismo funcional, lo que hace que las personas lean pero no son capaces de mantener su atención en la lectura para comprender las ideas que allí se plasman.


Alguien que sea analfabeto funcional no sabrá resolver de una manera adecuada tareas necesrias en la vida cotidiana como, por ejemplo, rellenar una solicitud para un puesto de trabajo, entender un contrato, seguir unas instrucciones escritas, leer un artículo en un diario, interpretar las señales de tráfico, consultar un diccionario o entender un folleto con los horarios del autobús.


(En este punto añadiría también otras consecuencias del analfabetismo funcional, como no diferenciar entre sentido literal y sentido figurado, no distinguir el autor de los personajes de su obra, confundir ficción literaria y realidad, no ser capaz de entender una ironía o sarcasmo, valorar el pasado con los ojos del presente, cultura de la cancelación,...)


No se logra retener ideas ni recrear los efectos emocionales de las obras que se leen. En otros tiempos leer y retener era más fácil ya que había mayor silencio, pero ahora después de tantos años el ruido rpesente en las ciudades y todos los lugares hace que nos concentremos menos. Además, el uso de las redes sociales y la cantidad de signos y símbolos hacen que nuestra mente se desvíe de lo que queremos leer. Ya no se pasan de forma simple las páginas de un libro y la imaginación vuela.


Vale la pena recordar que leer no es únicamente descifrar los signos que conforman una palabra, un párrafo o un libro entero, sino además entender de manera amplia el sentido de aquello que se lee: su sentido literal y su sentido figurado, el uso que se le da al lenguaje, el mensaje que se busca transmitir, la posición ideológica desde la cual se habla y otras sutilezas presentes en un texto.


Los analfabetos funcionales de nuestra época tienen las habilidades necesarias para descifrar las palabras, pero han perdido su comprensión lectora. De cierta manera, este resultado puede verse como un desperdicio de todos los recursos alguna vez invertidos en el esfuerzo de aprender a leer.


La conexión 24/7 propia de Internet se convirtió en una conexión también incesante para nuestra mente y más aún, en una especie de tiranía para nuestra atención.


¿Al ser humano todavía le interesa acceder al conocimiento? Esta pregunta sin duda está en el origen del interés que se pueda tener por la lectura. Más allá de las condiciones adversas o favorables, el interés por una tarea o por sus resultados esperados es, indudablemente, la pieza clave que nos lleva a emprender los esfuerzos necesarios para realizarla.


Lo paradójico sería que en una ápoca que alguna vez fue llamada la era de la información, el sujeto contemporáneo simplemente prefiera vivir en la ignorancia, la la mentira, el prejuicio o la ilusión de la verdad: nubes del pensamiento que la lectura ayuda a disipar.


Fuente:

https://www.elclubdeloslibrosperdidos.org/

(Lo señalado entre paréntesis me pertenece, así como las correcciones de estilo efectuadas en el tenor literal del texto).

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