... Qué triste

 

Qué triste es vivir en una época donde el compromiso dejó de ser valioso.

Donde el “no quiero nada serio” se metió en la cama y reemplazó esas conversaciones de madrugada que alguna vez nos hacían sentir vivos.

Qué triste es vivir en un tiempo donde todos somos una opción más,

donde tienes que ganarte tu lugar, y aun así, en cualquier momento,

pueden dejarte sin mirar atrás.

Qué triste es vivir en la era de los likes y los mensajes vacíos,

donde la primera cita termina en la cama,

y regalar flores se considera anticuado.

Qué triste es vivir en una época donde nadie se enamora a primera vista,

donde las plazas están vacías,

y los callejones ya no guardan historias que valga la pena contar.

Qué triste es vivir en un tiempo donde la mediocridad se volvió atractiva,

porque todos tienen un “plan B”,

o peor… alguien más esperando su turno.

Qué triste es vivir en una época donde el olvido es fácil,

donde nos volvimos desechables,

y la fidelidad es vista como una fantasía.

Qué triste es vivir en un tiempo donde pocos se atreven a amar con el alma,

a entregarse sin condiciones,

porque parece mejor idea ocultar el corazón por miedo a ser heridos.

Qué triste es vivir en una época donde ya nadie lee poesía,

donde se enamora con memes y palabras sin peso,

y estar con alguien dura lo que dura un antojo.

Qué triste es vivir en un mundo donde ya no se escuchan serenatas,

donde mandar una carta, dibujar, cantar o regalar un momento sincero

es visto como algo ridículo.

Qué triste es vivir en un tiempo donde espantamos al amor,

le cerramos la puerta,

y le quitamos el derecho de hacer nuestra vida un poco más humana.

Esta es la época… donde el amor asusta,

y lo real… se extraña.

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Reflexión ^ es ....