... ¿Por qué una y otra vez?

“Las uvas de la ira”, de John Steinbeck, vuelve a sonar actualísima. Relata el éxodo desde el Medio Oeste a California de granjeros arruinados por la sequía, por las tormentas de polvo, por la crisis económica y la codicia de terratenientes y bancos. La novela cuenta el rechazo y la violencia que encontraron en las fértiles tierras californianas (aunque eran estadounidenses de pura cepa, blancos, hablaban inglés y no presentaban ningún problema de adaptación cultural o religiosa). Esta historia real de discriminación demuestra que en el corazón de los discursos xenófobos late sobre todo el odio al pobre, al desamparado. 

La fotoperidista Dorothea Lange creó un impresionante testimonio de imágenes de los desplazados de la Gran Depresión, que sirvieron como referente estético para la adaptación de “Las uvas de la ira” que dirigió John Ford.

Steinbeck escribió su novela “entristecido e indignado” por la situación de aquellos refugiados. Declaró: «Quiero colocarles la etiqueta de la vergüenza a los codiciosos cabrones que han causado esto». Y su libro, premiado con el Pulitzer, deja vibrando en el aire una pregunta decisiva: ¿Por qué una y otra vez preferimos odiar a las víctimas en lugar de responsabilizar a los culpables de la pobreza? 

¿Por qué una y otra vez?

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